Nacido entre el 485 y el 480 a.C. en Leontinos (Sicilia) en el seno de una familia de tradición intelectual. Su hermano, Heródico, por ejemplo, fue médico. Las amplias influencias que tuvo de Empédocles hacen que algunas fuentes lo señalen como su discípulo, aunque esto no se haya llegado a confirmar. Diógenes Laercio señala que Gorgias aseguraba haber asistido a una sesión de encantamiento de Empédocles y teniendo en cuenta que Empédocles fue autor de las “purificaciones”, que seguramente se basaban en el ciclo de las reencarnaciones y en la necesidad de purificación, podríamos otorgarle probabilidad a que la sesión de encantamiento de la que habla Diógenes se refiriese a estos temas. En cualquier caso lo que sí está claro es que recogió la influencia de la tradición filosófica siciliana, de la que también Empédocles era partícipe.
En un primer período de su vida (460-450), bajo la influencia de Zenón, desarrolló una tendencia escéptica junto con otras investigaciones de filosofía natural. A esta época respondería su tratado “Sobre el no ser o Sobre la naturaleza”. En un segundo período, denominado erístico, quiso recuperar el mundo de las apariencias por medio de la persuasión que inducía en sus oyentes. Es todavía posible, aunque no contrastado, un último período en el que volvió a profundizar sobre problemas de ciencia natural que presentaba como opinión (doxa) y no como verdad.
Según nos cuenta Isócrates al no haber habitado de manera estable ninguna ciudad no se vio obligado a pagar impuestos, cosa más llamativa por el hecho de que fue muy longevo. Cuando se le preguntaba por esto último él decía que seguía en tan buenas condiciones de sus facultades porque no había hecho “nada por placer”. Y cuando le preguntaban por qué deseaba vivir tanto decía: “Porque no tengo ningún reproche que hacer a la vejez”.
Tuvo como discípulos a Menón (Tesalia), Alévadas, Isócrates (que fue muy influido por él) , Eumolpo, Critias, Alcíbíades y Tucídides.
Entre sus obras hay dudas de que sean suyas el “Encomio de Aquiles” o su “Arte oratoria”; y es más certero que sí sean el discurso “Pítico” (de contenido desconocido), el “Encomio de los eleos” (también de contenido desconocido), un discurso sobre el ideal panhelénico, y “Sobre el ser o Sobre la naturaleza” (de la que existen dos versiones doxográficas).
Era muy popular la gran facilidad que tenía para improvisar discursos. Filóstrato nos cuenta la anécdota de cómo hizo un discurso improvisado en el teatro de Atenas después de que él solicitase a su auditorio que propusiese un tema cualquiera. Esta capacidad se notó también en que dotó a la educación de una vertiente oratoria con lo que la hizo más expresiva y alcanzó una mayor base teórica. Usó tropos, metáforas, alegorías, hipálages, catacresis, hipérbaton, anadiplosis, epanalepsis, apóstrofes y parisosis. Llegó a tener tal dominio de la palabra que incluso se vanagloriaba de que a un enfermo, que no quería tomar medicinas o ponerse en manos de médicos para cauterizar una herida, lo consiguió convencer sólo con la retórica. En el lenguaje Simónides fue para él una influencia decisiva. Le hizo ver el camino al mostrarle el carácter artificial de la palabra poética de manera que la palabra es una imagen de la realidad y el artista se sitúa con la palabra a medio camino entre la realidad y la imagen. El tema del lenguaje también lo supo aplicar a las tragedias, que eran espectáculos muy florecientes en aquella época, y utilizando sus teorías del lenguaje Gorgias señaló la paradoja de que quién representaba y lograba producir mejor un engaño era más justo que el que no lo lograba y el engañado más justo que el que no lo era.
Finalmente murió porque voluntariamente dejó de comer.
En un primer período de su vida (460-450), bajo la influencia de Zenón, desarrolló una tendencia escéptica junto con otras investigaciones de filosofía natural. A esta época respondería su tratado “Sobre el no ser o Sobre la naturaleza”. En un segundo período, denominado erístico, quiso recuperar el mundo de las apariencias por medio de la persuasión que inducía en sus oyentes. Es todavía posible, aunque no contrastado, un último período en el que volvió a profundizar sobre problemas de ciencia natural que presentaba como opinión (doxa) y no como verdad.
Según nos cuenta Isócrates al no haber habitado de manera estable ninguna ciudad no se vio obligado a pagar impuestos, cosa más llamativa por el hecho de que fue muy longevo. Cuando se le preguntaba por esto último él decía que seguía en tan buenas condiciones de sus facultades porque no había hecho “nada por placer”. Y cuando le preguntaban por qué deseaba vivir tanto decía: “Porque no tengo ningún reproche que hacer a la vejez”.
Tuvo como discípulos a Menón (Tesalia), Alévadas, Isócrates (que fue muy influido por él) , Eumolpo, Critias, Alcíbíades y Tucídides.
Entre sus obras hay dudas de que sean suyas el “Encomio de Aquiles” o su “Arte oratoria”; y es más certero que sí sean el discurso “Pítico” (de contenido desconocido), el “Encomio de los eleos” (también de contenido desconocido), un discurso sobre el ideal panhelénico, y “Sobre el ser o Sobre la naturaleza” (de la que existen dos versiones doxográficas).
Era muy popular la gran facilidad que tenía para improvisar discursos. Filóstrato nos cuenta la anécdota de cómo hizo un discurso improvisado en el teatro de Atenas después de que él solicitase a su auditorio que propusiese un tema cualquiera. Esta capacidad se notó también en que dotó a la educación de una vertiente oratoria con lo que la hizo más expresiva y alcanzó una mayor base teórica. Usó tropos, metáforas, alegorías, hipálages, catacresis, hipérbaton, anadiplosis, epanalepsis, apóstrofes y parisosis. Llegó a tener tal dominio de la palabra que incluso se vanagloriaba de que a un enfermo, que no quería tomar medicinas o ponerse en manos de médicos para cauterizar una herida, lo consiguió convencer sólo con la retórica. En el lenguaje Simónides fue para él una influencia decisiva. Le hizo ver el camino al mostrarle el carácter artificial de la palabra poética de manera que la palabra es una imagen de la realidad y el artista se sitúa con la palabra a medio camino entre la realidad y la imagen. El tema del lenguaje también lo supo aplicar a las tragedias, que eran espectáculos muy florecientes en aquella época, y utilizando sus teorías del lenguaje Gorgias señaló la paradoja de que quién representaba y lograba producir mejor un engaño era más justo que el que no lo lograba y el engañado más justo que el que no lo era.
Finalmente murió porque voluntariamente dejó de comer.
Este artículo fue publicado
el 08 diciembre 2009
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