Comprende las siguientes disciplinas: la metafísica, la cosmología, la teología y la psicología. Para un estoico el estudio del universo tiene la función de liberar del peso de la existencia. Séneca lo ilustra diciendo que “el conocimiento del mundo y del cielo eleva el alma y la transporta a la altura de los objetos”. Por eso se interroga sobre cuál es la materia del universo; quién es su responsable y guardián o sobre qué es dios.
Si el mundo es racional, la razón es la fuerza creadora por lo que la razón es Dios. Y como todo es razón, Dios y el mundo son lo mismo. Al tener alma y razón el mundo se muestra como ser viviente. Aquí se ve la diferencia de los conceptos de Platón y Aristóteles que imperaban hasta la época, ya que su Dios era causa motora pero estaba apartado del mundo. Y ya que el mundo es divino la cosmología es también teología. En cuanto al origen se cita que nace por obra de la razón espermática cuando a partir del fuego, la sustancia, por medio del aire, se cambia en humedad: la porción espesa hace la tierra, las más sutiles el aire y las más sutiles aún, el fuego. Después del origen tenemos la idea de los ciclos que consiste en que todo se reabsorbe tras un determinado período en lo que los estoicos llaman conflagración universal, luego se regenera del mismo modo y se repite sin alteración. Existen además elementos incorpóreos que, sin existir propiamente, tienen un grado de realidad. Son el vacío, el tiempo, el lugar y el expresable (lektón). De ellos el lugar y el tiempo sólo existen para nosotros, porque no pertenecen a las cosas. Las categorías quedan constituidas del siguiente modo: el sujeto, la sustancia o el sustrato; después, la cualidad propia, los modos del ser y los modos del ser relativos. Estas dos últimas representan lo que el ser muestra al exterior.
Si prolongamos la idea estoica de que la razón extendida por todo el universo podremos comprender como entienden que todo se encadena perfectamente piensan que se puede adivinar el porvenir ya que la aparición de un signo implicará la aparición de determinado fenómeno.
El alma individual es parte del alma universal pero sólo los animales tienen estrictamente alma, ya que las plantas sólo tienen vida y no alma. Y en cuanto al alma humana Diógenes Laercio nos cita que tiene ocho partes: los cinco sentidos, las razones seminales, la facultad del lenguaje y la facultad de razonar. Para Crisipo el alma está en el pecho ya que es ahí a donde nos llevamos la mano para señalarnos a nosotros mismos. La psicología se encarga de conocer el alma humana ya que ella es también parte del universo.
El conocimiento comienza por los sentidos, que son los eslabones que permiten comprender la realidad y hacen que la razón llegue a todos los lugares. En cuanto al necesario conocimiento, Marco Aurelio sostiene que el techo de las opiniones es la verdad.
Nota: La imagen representa a Séneca.
Si el mundo es racional, la razón es la fuerza creadora por lo que la razón es Dios. Y como todo es razón, Dios y el mundo son lo mismo. Al tener alma y razón el mundo se muestra como ser viviente. Aquí se ve la diferencia de los conceptos de Platón y Aristóteles que imperaban hasta la época, ya que su Dios era causa motora pero estaba apartado del mundo. Y ya que el mundo es divino la cosmología es también teología. En cuanto al origen se cita que nace por obra de la razón espermática cuando a partir del fuego, la sustancia, por medio del aire, se cambia en humedad: la porción espesa hace la tierra, las más sutiles el aire y las más sutiles aún, el fuego. Después del origen tenemos la idea de los ciclos que consiste en que todo se reabsorbe tras un determinado período en lo que los estoicos llaman conflagración universal, luego se regenera del mismo modo y se repite sin alteración. Existen además elementos incorpóreos que, sin existir propiamente, tienen un grado de realidad. Son el vacío, el tiempo, el lugar y el expresable (lektón). De ellos el lugar y el tiempo sólo existen para nosotros, porque no pertenecen a las cosas. Las categorías quedan constituidas del siguiente modo: el sujeto, la sustancia o el sustrato; después, la cualidad propia, los modos del ser y los modos del ser relativos. Estas dos últimas representan lo que el ser muestra al exterior.
Si prolongamos la idea estoica de que la razón extendida por todo el universo podremos comprender como entienden que todo se encadena perfectamente piensan que se puede adivinar el porvenir ya que la aparición de un signo implicará la aparición de determinado fenómeno.
El alma individual es parte del alma universal pero sólo los animales tienen estrictamente alma, ya que las plantas sólo tienen vida y no alma. Y en cuanto al alma humana Diógenes Laercio nos cita que tiene ocho partes: los cinco sentidos, las razones seminales, la facultad del lenguaje y la facultad de razonar. Para Crisipo el alma está en el pecho ya que es ahí a donde nos llevamos la mano para señalarnos a nosotros mismos. La psicología se encarga de conocer el alma humana ya que ella es también parte del universo.
El conocimiento comienza por los sentidos, que son los eslabones que permiten comprender la realidad y hacen que la razón llegue a todos los lugares. En cuanto al necesario conocimiento, Marco Aurelio sostiene que el techo de las opiniones es la verdad.
Nota: La imagen representa a Séneca.
Este artículo fue publicado
el 15 abril 2010
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