El filósofo se forma por oposición hacia algo externo a él
La generación de un filósofo por oposición suele seguir etapas similares. Para comenzar se escinde del pensamiento predominante del momento. Busca alguno de los núcleos de la doctrina imperante y después de acuchillarlo por todas partes lo hace añicos. El primero ya es Tales de Mileto, que se separa de la concepción mitológica, y no mucho después Heráclito se separa de la sociedad de su momento. Francis Bacon dice: “Desde el inicio, yo he separado el testimonio de origen divino del que viene del hombre […]”. Descartes diplomáticamente se planta diciendo: “Yo no quiero inmiscuirme en teología.”
Después de escindirse comienza el ataque que provocará su expulsión del mundo de lo sagrado. Giordano Bruno, sacerdote y doctor en teología, antes de comenzar a filosofar critica el tema del problema de la Trinidad. Es obvio que en esos momentos hay pocas maneras mejores de provocar la expulsión de la Iglesia que por este camino. Spinoza se hace excomulgar del judaísmo por la sinagoga de los judíos de Ámsterdam y exilar de esta ciudad por el consistorio de la Iglesia calvinista. Después de ser excomulgado es cuando llega su pensamiento filosófico. Sócrates afirma la religión pero le da portazo a la teología. “Respecto a los fenómenos celestes, se oponía a las especulaciones sobre la manera en que Dios los dirige.” Jenofonte, “Apología de Sócrates” 4,12. Ya ni hablemos de la cantidad de malhumorados que dejaba detrás de sí su mayeútica, ya que habitualmente el interlocutor de turno no encajaba bien que le hiciesen ver que era un ignorante. Sócrates, sin quererlo, propiciaba ser aborrecido por los demás y consiguientemente su expulsión.
Basándose en el mismo esquema de repulsión de lo establecido hay otras variantes que discurren por caminos distintos. Husserl nace judío, reniega del judaísmo y se bautiza por la Iglesia luterana evangélica en 1886. Para 1891 surge como filósofo con “Filosofía de la aritmética.”. Heidegger, novicio con los jesuitas estudiando teología en 1909, abandona su formación de sacerdote en 1911 y el catolicismo en 1919, producirá su obra maestra en 1927. Foucault procede de una familia católica y burguesa (1926), después del atentado religioso (hacia 1950) descubre lo prohibido, el partido comunista, el alcoholismo, homosexualidad,…. Finalmente comienza su surgimiento filosófico en 1961.
El elemento más habitual que es rechazado es la religión. Pocos filósofos aceptan plenamente la religión dominante y si lo hacen se pasan a la teología. Parece como si para entrar en el gremio el filósofo de turno deba ser expulsado de lo que impera como sagrado. Es ocasiones es el propio filósofo el que propicia un atentado religioso contra la autoridad establecida. Así tenemos al excomulgado Guillermo de Ockham, al herético Abelardo, a Giordano Bruno que cuelga los hábitos,….. Locke también es un empecinado en matar lo religioso para sustituirlo por lo filosófico. En “Dos tratados sobre el gobierno” tenemos que el primer tratado es un asesinato: expone y rechaza “los falsos principios y fundamento de Robert Filmer”. En el segundo crea el liberalismo. Es decir, después de la impiedad llega la filosofía.
Como está antes esbozado el filósofo rara vez surge de la nada. Las cadenas de asociaciones son tan grandes que se pueden enlazar casi de una forma interminable. Tales de Mileto (el primer filósofo) tiene de discípulo a Anaximandro, que tiene de discípulo a Jenófanes, que tiene de discípulo a Parménides, que tiene de discípulo a Zenón de Elea, que tiene de discípulo a Leucipo, que tiene de discípulo a Demócrito, que tiene de discípulo a Protágoras, que tiene de discípulo a Pródico, que tiene de discípulo a Sócrates, que tiene de discípulo a Platón, que tiene de discípulo a Aristóteles, etc… Aristóteles es un buen ejemplo de cómo se forma un filósofo confrontándose. Si se hubiese quedado en Estagira, en lugar de ir a Atenas para estudiar con Platón, no hubiese llegado a ser gran cosa en la filosofía. George Edward Moore lo dice completamente claro en su “Autobiografía”: “No creo que el mundo o las ciencias hubieran podido sugerirme el menor problema filosófico. Lo que me ha dado sugerencias, es lo que han dicho del mundo o de las ciencias los otros filósofos.” Como es obvio se forman a sí mismos pero desde el pensamiento de otro.
Conclusión. Lo ideal para ser filósofo es tener algo dentro de uno mismo en lo que poder profundizar. Como usualmente este no es el exclusivo caso, lo más habitual es combinarlo con un lugar donde aniden los filósofos con sus problemáticas y desde la confrontación crear el propio pensamiento. Un blog es un buen medio. Los blogs son las ágoras de hoy en día, y si antiguamente los filósofos se reunían en el ágora para confrontarse y aprender, hoy se reúnen en el ciberespacio. Naturalmente las universidades, conferencias, congresos y similares siguen manteniendo una importancia básica para esto. Proporcionan el tan motivador “contacto físico” con otros filósofos aunque carezcan de la capacidad de inmediatez y divulgación que puede tener un blog.