El problema del mal en la historia del pensamiento: 2-Platón.  

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Platón

La “Metafísica” de Aristóteles en I,6,988ª describe la posición de Platón respecto al origen del mal: “Y atribuyó, en fin, la causa del Bien y del Mal, respectivamente, a uno y otro de estos principios, al igual que, como decíamos, pretendieron hacer ciertos filósofos anteriores como Empédocles y Anaxágoras.”. Por lo tanto plantea una contraposición entre un principio que es origen del bien y otro que es origen del mal. Un mal que debe de ser entendido en sus dos vertientes: la del mal moral y la del mal físico.La contemplación del bien es la meta que debemos buscar, ya que además permite resolver la no aceptación de Parménides por parte de Platón de su doctrina del ser. Para Platón las cosas no siempre son, sino que llegan a ser en cuanto participan de la idea de bien, pero, aún así lo que prevalece en su cosmología es la supremacía del bien respecto al mal porque es obra del demiurgo divino que ha moldeado el caos original según el mundo de las ideas. Cuando no hay un ajuste a esta disposición es por causa del mal, por lo que es “lo material” el motivo del mal en el mundo y ello implícitamente obliga a que el mal sea inevitable al ser inherente a la corporeidad.
La base pitagórica y órfica deja huella en la repulsión hacia el mundo material y hacia el cuerpo conformándose así como precedente del extensivo desprecio hacia el mundo físico que se consolidará en el gnosticismo. En los hombres el mal proviene de una desviación originada en las propias pasiones humanas: “Ya desde la infancia hay que proceder a una poda radical de estas tendencias innatas, que, como bolas de plomo y empujadas por la glotonería y otros placeres por el estilo, inclinan hacia abajo la visión del alma.” República, VII 519ª-520d. Y, por lo tanto, el objetivo es educar para acercar el alma al mundo de las ideas desechando en lo posible lo que tiene que ver con el mundo físico: “Nos corresponde, pues, obligar a los hombres de mejor condición a que se apliquen al conocimiento que considerábamos como el más importante, con objeto de que contemplen el bien y practiquen aquella ascensión. Luego, después de haber hecho la subida y haber contemplado suficientemente el bien, no se les podrá consentir lo que ahora se les permite”.
Constantemente rechaza la vinculación del mal con dios y se mantiene firme en sostener la bondad divina. “Pues son muchas menos, en realidad, las cosas buenas que las malas, y sólo se pueden atribuir a la divinidad las primeras, las otras hay que atribuirlas a otro ser que no sea divino.” República, II,18,379c. Una pugna constante entre bien y mal es la conclusión inevitable de que existan estos dos bandos ya que “Es imposible acabar con los males. Siempre y necesariamente habrá algo contrario al bien.” Teeteto 176,a.
La transmigración de las almas platónica, que tiene su base en la pitagórica, obliga a que el alma encerrada en la corporeidad de la persona deba buscar el bien, que además le permitirá tener una mejor reencarnación: “Que el que empeore vaya a un unirse con las almas más malvadas y el que mejore con las otras, y que tanto en las muertes como en las vidas sucesivas cada uno experimente o realice la acción natural de unirse a lo semejante”, Leyes X, 904b. Con esto se da una respuesta para el mal humano que ya tiene un motivo y una finalidad, al mismo tiempo que se traspasa la culpa al hombre ya que es el responsable de su situación.

Este artículo fue publicado el 14 agosto 2010 y está archivado en las secciones , . Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través del comments feed .

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